miércoles, 30 de noviembre de 2016

Ciclo música original para banda: Granada Brass Quintet

Desde 02/12/2016 hasta 02/12/2016

Programa: Banda Municipal de Música
Centro: Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia
Horario: 20:00
Ciclo música original para banda

Granada Brass Quintet

Banda de Música de Granada
Coordinador Técnico Musical: Miguel Sánchez Ruzafa

Director: Angel López Carreño


PROGRAMA


Además de su actividad como profesor de teoría y composición en la Universidad de Kansas, James Barnes ha dedicado una parte de su carrera a ampliar el repertorio de música para banda. Sus ideas con respecto a cuáles son sus aspiraciones a la hora de afrontar una nueva composición las expresa de este modo: “Lo realmente importante es dar a los intérpretes buena música y así no tendrán dificultad en saber cómo tocarla”.

Esta composición fue un encargo de The United States Army Field Band, una de las cinco grandes agrupaciones bandísticas de carácter militar de los Estados Unidos. Su título original fue Golden Jubilee Overture, pues la idea era conmemorar los 50 años transcurridos desde la fundación de este conjunto. El director de la banda propuso a Barnes la creación de una obertura de carácter brillante y espectacular con la que comenzar los conciertos de sus giras y el compositor respondió con esta pieza y también con estas palabras: “Espero haberos dado algo que os haga disfrutar durante mucho tiempo”.

Una característica relevante de esta obertura es el empleo de combinaciones tímbricas que, siendo habituales en el repertorio orquestal, no lo son tanto en el bandístico (como el uso solístico del corno inglés). La composición se iniciará con un Allegro vivo de rápidos diseños. Serán las trompas las que expondrán el primer tema, seguidas por flautas y clarinetes, y trompetas y xilófono, para, posteriormente, alternar con distintos grupos instrumentales en su desarrollo. Esta sección se irá ralentizando gradualmente, con solos que elaboran el tema principal en contrapunto (primero por el corno inglés y el clarinete, y después a cargo del clarinete y el saxofón alto), hasta desembocar en el Adagio central, donde la cuerda de saxofones introducirá una melancólica melodía de carácter contemplativo que será repetida primero por las maderas agudas y más tarde por otras secciones de la banda. Un solo de trompa servirá de cierre nostálgico a esta sección. La reexposición del Allegro inicial permitirá el regreso de los temas antes de concluir en una excitante coda final.


Esta pieza nació de la colaboración del quinteto de metales Spanish Brass Luur Metalls con el tubista y compositor estadounidense Gregory Fritze, quien ha desarrollado una parte de su carrera como instrumentista, compositor y educador en España, concretamente en el campus que el Berklee College of Music tiene en Valencia.

La obra se iniciará con una introducción de gran vivacidad y dinamismo a cargo del quinteto solista, al cual responderá la banda. Una ralentización del tempo conducirá a una sección lenta, introducida por la marimba y los clarinetes, con el carácter íntimo de una ensoñación y donde las dos trompetas solistas tendrán relevancia. La tuba iniciará la siguiente sección, en estilo de swing y siguiendo un patrón de ostinato armónico, donde el trombón hará gala de sus notables capacidades líricas exponiendo un estilizado y elegante tema no exento de melancolía. Proseguirá la obra con una llamada de la trompa, acompañada por la percusión, a la que responderá el resto del quinteto y los metales de la banda con unas espectaculares fanfarrias. La siguiente sección nos adentrará en el mundo del funk y, como resulta típico en este estilo, se primarán el ritmo y la línea del bajo por encima de la melodía y la progresión armónica. La gran protagonista aquí será la tuba (recordemos que el compositor es tubista) con un solo que remeda un bajo funk de gran complejidad rítmica y que mostrará las cualidades quasi percusivas de las que es capaz este instrumento cuando se lo utiliza de cierto modo. Y, ya en la sección final, escucharemos cómo las dos trompetas irán conformando gradualmente el tema principal de la introducción y, una vez reexpuesto este (y con pequeñas citas de algunos de los temas aparecidos con anterioridad), la obra irá avanzando con gran vigor hacia su conclusión.


El 15 de junio de 1991, el Comité Olímpico Internacional decidió que los XVIII Juegos Olímpicos de Invierno de 1998 se celebrarían en Nagano, Japón. Con este motivo, y también para celebrar el aniversario de la fundación de la banda municipal de esta ciudad, se le encargó al belga Jan van der Roost la composición de una “gran obertura”. El resultado fue la pieza Olympica, una colorida partitura con gran diversidad de ideas musicales y capaz de estar a la altura de tales conmemoraciones.

La obra se estructura alrededor de tres temas principales, cada uno de ellos simbolizando una idea asociada con la banda dedicataria. La primera parte se caracteriza por una resplandeciente percusión y unos brillantes diseños musicales a cargo de los metales que, con el acompañamiento de las maderas, contribuirán a crear un ambiente festivo. Aquí se pretende representar el espíritu de celebración que originó la pieza. Seguirá un vigoroso y saltarín allegro en el cual todas las secciones de la banda mostrarán el virtuosismo de que son capaces. El compositor quiso poner en música el entusiasmo y la vitalidad con que los miembros de la banda desempeñan su afición. Un tercer tema, de naturaleza coral y reminiscencias británicas, sonará después en los registros más cálidos de los metales y las maderas. Esta sección se dedica a celebrar la belleza natural del entorno en el que se ubica la ciudad de Nagano. Tras un breve episodio de naturaleza camerística (a cargo de un quinteto integrado por flauta, oboe, clarinete, saxofón alto y trompa) se producirá la reexposición de los temas previos, y la obertura avanzará hacia un final grandioso en el cual se citarán veladamente los golpes de timbal y los acordes de órgano del Así habló Zaratustra straussiano.


En el año 2008, el grupo Granada Brass Quintet encargó una pieza para quinteto de metales y banda al virtuoso clarinetista y compositor jiennense José González Granero. El resultado fue Granada Brass Suite, obra que, ya desde el propio título, muestra la intención de aprovechar y explotar el talento y el virtuosismo de estos cinco solistas. El hecho de que la tonalidad elegida fuese la luminosa y brillante do mayor es toda una declaración de intenciones sobre el tono general de la pieza.

Una fanfarria a cargo del quinteto solista, de claras reminiscencias barrocas en lo melódico y en lo armónico aunque “modernizada” por la alternancia de compases binarios y ternarios, iniciará la suite. Los redobles de la percusión introducirán la respuesta de la banda, que repetirá la estructura expuesta anteriormente para finalizar majestuosamente este movimiento introductorio. Se iniciará a continuación la suite propiamente dicha que, en realidad, se debería considerar como una serie de variaciones sobre un tema elaborado a partir de la retroversión de una sección de la melodía expuesta en la fanfarria. Iremos avanzando de este modo a través de varias secciones de carácter contrastante que beben del lenguaje descriptivo y evocador de atmósferas y estados de ánimo de la música cinematográfica. A lo largo de todos estos episodios, podremos comprobar la maestría del compositor tanto para explotar los recursos idiomáticos de los instrumentos de viento como para estructurar y desarrollar una fascinante narración sonora. Unos redobles de la percusión y unos ominosos acordes de los metales introducirán el retorno de la fanfarria original, esta vez expuesta en compases ternarios y con su personalidad transmutada, con lo cual se dará fin a la obra.

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